Desde el libro de Génesis hasta Apocalipsis vemos a Jesucristo manifiesto y revelado. El apóstol Pablo indica en una de sus cartas que: «Toda la Escritura es inspirada por DIOS, y es útil para la enseñanza, para la refutación del error, para la corrección, para la instrucción en la justicia, a fin de que el hombre de DIOS esté capacitado, completamente equipado para toda buena obra».
No hay nadie más interesado que El en que, como sus hijos, experimentemos al nivel del espíritu el poder de Dios que actúa en nosotros hoy.
Vivimos un tiempo sin precedentes donde somos transfigurados en Cristo como testigos y participes de la extensión de su reino. Cada vez que meditamos en su Palabra lo único que Él espera es que creamos y que, a medida que somos expuestos a Él, quien es la luz, toda forma de tiniebla sea consumida.
Meditando en su Palabra, mas allá de ser un libro devocional, tiene como objetivo que en cada palabra expuesta podamos sumergirnos en la revelación de Jesucristo para transformación. Te invito a que juntos nos presentemos delante de su mesa y nos deleitemos en sus riquezas.